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Principios que nos guían

Autonomía y no directividad

La mirada hacia l@s niñ@s desde la perspectiva del proyecto es como seres capaces, es por eso que velamos por su autonomía e intentamos interferir lo menos posible en su proceso, ya que cada niño/a ha de conocerse y tener consciencia de sus propias necesidades e intereses. Para ello el papel de las personas adultas es crear entornos seguros con diversidad de propuestas, para que l@s niñ@s puedan desarrollarse. Por todo esto, nuestro proyecto se basa en la no imposición y en el respeto de los procesos humanos. Consideramos que el aprendizaje ha de darse según las propias motivaciones del niñ@, sin interferancias ni codicionamientos de las personas que acompañan.

Aceptación Incondicional

Para que el aprendizaje se pueda dar en condiciones adecuadas el niño ha de sentirse seguro y respetado. Sus necesidades fundamentales han de estar cubiertas para que pueda concentrarse e identificar sus intereses. Desde nuestro punto de vista, la necesidad fundamental de todos los seres es ser amados sin condición. La confianza que se le transmite  y adquiere una persona al saber y sentir que es querida tal y como es, es el principal motor para poner en marcha todo el mecanismo del aprendizaje.

La presencia

Las personas adultas que entran en La Realidad han de querer estar en este lugar, de corazón, tener una presencia real. L@s niñ@s en La Realidad están siempre acompañados, mirados por una persona adulta para cuidar de su seguridad, ya que es en este entorno seguro (física y emocionalmente) en el que desarrollan todo su potencial. Hemos de dejarles sus tiempos y sus ritmos. Cuidamos sin interferir, lo que no significa que no interaccionemos, les podemos preguntar por ejemplo sobre sus necesidades ( "¿Quieres que te coja?",  "¿Necesitas que esté aquí contigo o prefieres estar solo/a?").

 

Por todo esto nuestra ubicación es importante. Cuando nos dirigimos a l@s peques lo hacemos desde su mismo nivel, mirándoles a los ojos, y en caso necesario, pidiéndoles que ell@s hagan lo mismo, para darles la seguridad de que estamos con ellos/as. Hablamos en un tono de voz suave y nos acercamos, en la medida de lo posible, para no levantar la voz. Cuando están inmers@s en su juego evitamos lo máximo posible el hablarles. El silencio es una herramienta básica para conectarnos con nosotras mismas, para traernos al presente, y es desde este lugar desde donde miramos a l@s peques, ya que sólo en presencia con lo que ocurre en el ahora se pueden observar las necesidades de las personas que nos rodean, más aun los niños y las niñas, que continuamente viven en ese presente.

Los juegos de La Realidad son de y para l@s peques, nuestro papel es de cuidar, no de interferir en sus juegos. De la misma manera, respetaremos la expresión natural de los y las niñas, sin crear modelos que rompan con esa expresión (en las edades tempranas el dibujo y la pintura tienen más de motricidad y experimentación que de creación).

Responder a las necesidades

Los niños y las niñas que vienen a La Realidad tienen edades comprendidas entre los 2 y los 6 años. En estas edades van conociendo el entorno a través del cuerpo y los sentidos, vivenciando el aprendizaje desde lo más concreto. Los diferentes espacios de La Realidad responden a esta necesidad de irse desarrollando en los ámbitos motriz, cognitivo y afectivo/relacional.

            Tenemos en cuenta que los aprendizajes se llevan a cabo desde dentro, por lo que se respeta la deriva personal y genuina de cada persona pequeña que nos acompaña, ofreciendo espacios preparados, no interfiriendo en su aprendizaje. Durante estas edades, los niños y las niñas viven el mundo con una visión egocéntrica, se forman el “yo”, y solo desde esa vivencia podrán ir ampliando la mirada e ir construyendo su verdadero ser. Es por eso que respetamos sus procesos y sus decisiones de compartir o no, tanto objetos, espacios, como momentos.

Los Elogios

Cuando decimos que La Realidad es un espacio libre de juicios, también nos referimos a los juicios “positivos” o los elogios. Los juicios interfieren en el desarrollo de l@s más pequeñ@s, por lo que los evitamos. Cuando se trata de juicios negativos contamos con el apoyo y aceptación de la mayoría. Sin embargo, hemos visto que existe la falsa creencia de que elogiando a las personas aumentamos su autoestima. Para nosotras, cuando una persona (grande o pequeña) hace algo que responde a una necesidad interna, se satisface por sí misma;  no necesita aprobación externa. El peligro que corremos cuando premiamos actos, juegos, aprendizajes... es que la persona a la que elogiamos desconecte de su propia necesidad interna y termine actuando para responder a las expectativas de la otra persona y no a su necesidad.

Los Conflictos

Los conflictos son oportunidades que la vida nos brinda para aprender algo nuevo, por lo que no tenemos una visión negativa de los mismos. En La Realidad durante las mañanas puede no surgir ningún conflicto, o tener muchos en unas pocas horas. Las personas adultas damos la oportunidad a las más pequeñas de resolver sus propios conflictos, por lo que, si la situación no es extrema, les damos un tiempo que les permita resolver la situación que se presenta, evitando hacer juicios. Nuestra visión de justicia puede ser diferente a la de los y las niñas en momentos determinados; siempre y cuando no observemos una situación de abuso que se repita constantemente. En caso de tener que entrar en un conflicto, actuamos escuchando ambas partes (para que se escuchen), describiendo la situación (parafraseando), sin emitir juicios y facilitando que poco a poco lleguen ell@s a resolverlo (quizás no lo resuelvan a la primera, la confianza aquí es básica). La finalidad es la autonomía en todos los aspectos, ell@s son capaces. Para nosotr@s es importante la resolución constructiva de conflictos como base para generar relaciones afectivas y/o sociales sanas.

El Juego libre

El juego libre y espontáneo es uno de los pilares fundamentales de la La Realidad. Surge de l@s mism@s niñ@s, que lo van creando y transformando respondiendo a sus necesidades más profundas. Cuando nos parece que nuestr@s hij@s no están haciendo nada, si nos paramos a observar y le dedicamos un tiempo a ver la cantidad de cosas que suceden mientras juegan, vemos que es un continuo acto de creación, resolución de situaciones, interacción social, toma de decisiones,…, investigando, experimentando y aprendiendo. Con esto adquieren habilidades sociales, liberan situaciones de estrés, toman conocimientos y, no menos importante, pasan momentos placenteros y satisfactorios que les conducen a una vida más plena.

Cada vez hay más estudios que demuestran como el juego es el mecanismo natural y más eficaz para el aprendizaje de los peques, desarrollando además las “funciones ejecutivas” y las “inteligencias múltiples”, dos pilares imprescindibles para poder realizar cualquier tipo de aprendizaje.

Los Límites

Los límites en La Realidad se exponen de forma clara y concisa, sin muchas explicaciones, e intentando librarnos los adultos de nuestra carga emocional. Los límites, además de garantizar que haya una buena convivencia entre las personas que estamos y disfrutamos en las mañanas de La Realidad, nos sirven para movernos y desenvolvernos con seguridad en el espacio. Es básico que las personas que en La Realidad convivimos conozcamos y respetemos estos límites. Las normas que se tienen que tener en cuenta para la convivencia en La Realidad se pueden resumir en tres básicas:

 

  • Respetamos a las demás personas

  • Nos respetamos a nosotras mismas

  • Respetamos el ambiente y el material

Trabajo con las Familias

Cuando un/a niñ@ entra en La Realidad, entra toda la familia. L@s niñ@s no pueden aislarse de su ambiente familiar, de su entorno más cercano. Lo que expresan es lo que ven y lo que viven. Es por esto que consideramos fundamental que las familias se formen y hagan un trabajo personal que les permita acompañar a sus hij@s de una forma más satisfactoria para tod@s. Para apoyar este trabajo personal de las mamas, papas y/o cuidadores, en La Realidad contamos con las siguientes herramientas:

 

Espacios de acompañamiento grupales

Una vez cada dos meses nos reunimos tod@s para trabajar temas de crianza y educación que surgen del interés de las propias familias. Estos grupos nos sirven como lugar de encuentro y espacio donde crear alianzas con las demás madres y padres del proyecto, compartiendo dudas, inquietudes, intereses, herramientas, etc. El tener un número reducido de niñ@s, nos permite tener un trato cercano con las familias, facilitando que se puedan resolver dificultades que surjan, acompañar procesos de las personas adultas, o de l@s propias niñ@s.

 

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Espacios de Acompañamiento Personalizado (Tutorías)

Cada acompañante se hace especialmente responsable de la observación y acompañamiento  de un número definido de niñ@s y de la transmisión de sus observaciones a las familias. Las tutorías con las familias son mínimo una cada dos meses (intercalando con la grupal). En caso de necesidad, a petición de cualquier parte, todas las que fueran oportunas.

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